El uso de estores enrollables para vestir las ventanas ha estado tradicionalmente asociado a espacios de trabajo, despachos, oficinas o centros profesionales. Pero su aplicación en el hogar es cada vez más frecuente por su versatilidad y la ampliación de tejidos y acabados, que han conseguido adaptar estos elementos a las necesidades de las distintas estancias de la casa.

El funcionamiento de estos estores es bastante sencillo, el tejido se enrolla en un tubo vertical accionando un mecanismo simple (a través de una cuerda) o incluso mediante motorización. De esta forma, la tela cubre la ventana hasta la altura que deseemos, dejando pasar más o menos luz en función de nuestras necesidades.

Si bien su mecánica ha experimentado pocos cambios a lo largo del tiempo, la gama de los tejidos con que se fabrican se ha ampliado considerablemente en los últimos años, lo que ha influido de forma directa en la extensión de su aplicación al ámbito doméstico.

A los paneles enrollables de tejido técnico (el que conocemos como ‘screen‘, que destaca por su capacidad de aislamiento), se suman ahora otras opciones con diferentes géneros que ofrecen soluciones decorativas alternativas para distintos espacios: salón, cocina, dormitorios… Ya no sólo se fabrican con fibra de vidrio recubierta (el famoso ‘screen’), sino que ahora encontramos también estores translúcidos, opacos, estampados o lisos, ‘paqueto‘ o noche y día de materiales como el lino, la tela arpillera, falsas sedas y otros géneros con distintas tramas y texturas.

Estores enrollables noche y día

En este punto entran en juego los estores enrollables noche y día, una de las opciones más versátiles que encontramos en el mercado. Se llaman así por su confección, que emplea dos telas diferentes alineadas que se distribuyen en bandas paralelas para conseguir graduar el paso de la luz a la estancia.

Una de las telas bloquea la luz y la otra es translúcida o semitransparente, de manera que al activar el mecanismo movemos con la cuerda la tela opaca para que cubra o deje libre el tejido translúcido. Conseguimos graduar así la entrada de luminosidad para crear ambientes más o menos íntimos.

La trama y la textura de ese tejido opaco determinarán el estilo decorativo del estor, y el repertorio de telas es tan amplio que siempre encontraremos una opción que se adapte a cualquier dependencia. Para la cocina, podemos optar por el clásico ‘screen’, que destaca por su facilidad de limpieza y mantenimiento, además de mantener una línea decorativa más minimalista. Para salones grandes o con ventanales amplios funciona muy bien la combinación de enrollables lisos con cortinas clásicas en los laterales. Y para dormitorios infantiles podemos introducir una nota de color con textura en las bandas del tejido más tupido.

Las posibilidades decorativas de los estores enrollables son muy numerosas y el juego con  la graduación de la luz, el color, la trama, el tejido y su combinación con otros textiles y elementos ornamentales te permitirá potenciar el espacio y la sensación de amplitud o crear ambientes cálidos e íntimos.